miércoles, 9 de junio de 2010

Sobre Varadero y Habana Maravillosa, de Hernán Vanoli Parte 1


El primer libro de cuentos que publica Vanoli bien podría ser el quinto, el décimo o el último. Porque hay algo sólido, una manera de contar contundente, que no vacila. En la contratapa hay una mención a J.G. Ballard. Y es cierto, también hay algo del Cormac Mc Carthty de La Carretera, ese aire postapocalíptico, esa extrañeza sin ninguna explicación. Y eso hay que agradecerlo. Que podamos sumergirnos en los cuatro cuentos sin necesitar que nos expliquen qué pasó, porque hay un virus, quiénes son los de La Central, qué pasa con el agua, qué son esos bebés que quiere traficar Eugenia, que pasó con el sexo, etc., eso es un mérito de la escritura de Vanoli, del clima que genera, de sus distintas voces. El realismo de esas realidades, valga la redundancia redundante, es tal que no hace falta que nos digan nada más. Podemos ver los barbijos, sentir el olor de los castores, caminar por esa ciudad fantasma llena de marchas, piquetes y fuerzas de seguridad. En todos los cuentos hay una sensación angustiante de que el mundo es otra cosa que la que conocemos hoy. También hay una lectura política. La organización, en el primero. La mirada turística, snob y un poco-algo- menemista de esos personajes sobre cuba, los cubanos y la liberación sexual caribeña; no sé porque imaginé a las dos familias en los noventa. En el último, los europeos civilizados que vienen a hacer un villa tour, a ver como se vive, como se lucha, y peor, hacen un documental para lograr posicionarse socialmente con la miseria sudaca. Encima de todo, los cuentos están tan bien escritos que es dificl soltarlos. El primero y el último son los que más me gustaron.

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